WorkWorld de Adela Picón

Marina Porobic

 “La diferencia entre un pan, cuya "expectativa de vida" en el mundo es apenas de más de un día, y una mesa, que fácilmente puede sobrevivir a generaciones de hombres, es mucho más clara y decisiva que la distinción entre un panadero y un carpintero” Arendt, H. La Condición Humana. Ed. Paidós, Barcelona. 1993, pág. 107

El tema del trabajo tiene una larga trayectoria en la historia del arte. Desde la industrialización, cuando se redefinió el valor del trabajo, el tema se ha ido deslizando desde los márgenes del lienzo hacia el centro. Desde Courbet, Millet, o más tarde Dix, por mencionar solo algunos, los artistas se han ocupado de las condiciones vitales y laborales de los trabajadores; las han dado a conocer, las han denunciado. Posteriormente también los videoartistas se han hecho eco de este tema, entre ellos, por ejemplo, Harun Farocki o Ursula Biemann. No en pocas ocasiones está este tema ligado al de la migración. Los flujos migratorios alteran las estructuras  de la sociedad de una manera irreversible y cuestionan el concepto del “Yo” y la visión del “Otro”. Adela Picón refleja en sus videos esta transformación y establece una correlación. Los migrantes no se pueden comprender sin su historia, a la que también pertenece su trabajo.

Sus trabajos en video son composiciones de una sencillez formal que abordan experiencias sociopolíticas. Para expresarse, a la artista - originariamente pintora - le bastan los gestos pequeños, solo a base de pocos pero minuciosos movimientos. A veces prescinde totalmente de la palabra, aunque otras veces recae en ella un papel trascendental.

Su trabajo más reciente, “WorkWorld”, se incorpora a esa serie de obras que no reclaman valor documental sino que más bien presentan situaciones ficticias que cuestionan la construcción de la identidad, los estereotipos y la percepción del otro. En esta video-presentación, Picón se sirve de un método artístico característico en ella, que consiste en interrumpir el hilo narrativo para crear complejidad: montar la imagen mediante una línea vertical que divide la pantalla en dos mitades claramente definidas. Es innegable que la artista tiene formación de pintora. Para esta composición se inspiró en “Los jugadores de cartas” (1894 – 1895) de Cezanne. La similitud formal se aprecia sobre todo en la recreación de los dos jugadores. Mientras que el fondo apenas tiene relevancia, el espacio de las figuras se separa mediante líneas claras. Una botella encima de la mesa divide el cuadro en dos partes y concede a cada jugador su propio espacio.  

En “WorkWorld” Adela Picón procede de modo similar. En diez videos, grabados con cámara fija, se ven dos personas que sin duda proceden de lugares diferentes. Descubriremos que en cada uno de ellos se trata de un suizo y un refugiado. Lo que les une es que desempeñan o desempeñaban la misma profesión. Se sientan uno frente al otro. Uno de ellos tiene un objeto en la mano - un pincel, un micrófono, una excavadora de juguete, un trozo de tela - y comienza a hablar sobre su trabajo en su lengua materna. Enfrente, el otro parece escuchar, asiente con simpatía, sonríe, se sorprende. Es entonces cuando el hablante lentamente le pasa el objeto, un momento clave en esta obra por dos razones: Por una parte, porque durante la narración el observador ya percibe el objeto como símbolo que transciende la barrera lingüística, pero al que probablemente no le ha prestado mucha atención. Por otra parte, porque el objeto revela la ficción del encuentro construido en el momento de la cesión, cuando desaparece en un espacio enigmático detrás de la línea de separación. Solo tras un lapso de tiempo el otro puede alcanzar el objeto y empezar su relato. El espectador percibe entonces un nuevo espacio.

En este momento, Adela Picón consigue desplazar los distintos niveles de significado y conduce al espectador de la narración hacia un espacio en blanco. No es la primera vez que interrumpe el instante del contacto de un encuentro. También es así en “El saludo”, donde ella hace desaparecer detrás de la línea de corte a dos personas que se saludan. En lugar de darse la mano se funde el uno en el otro y desaparecen de la imagen.

Estos instantes claves son determinantes para la comprensión del trabajo de Adela Picón. El compromiso de la artista con la actualidad sociopolítica, como por ejemplo la problemática de los refugiados, se refleja siempre en su obra, aunque no siempre de manera ilustrativa. No es una obra documental, ni la artista proporciona respuestas explicitas. Más bien la escenificación artificiosa plantea preguntas y abre campos de lecturas posibles. Por ello, no sorprende que recurra al uso del video para transmitir sus planteamientos. Recurre al mismo idioma de los medios de comunicación, que son los que modelan nuestro concepto de los “refugiados”.