Flotabilidad

Adela Picón

La pintura como práctica artística sufre en la contemporaneidad todo tipo de cuestionamientos, particularmente acerca de su durabilidad. ¡Podemos pintar!, es la posición que quiero indagar. Frente a estas objeciones, tanto si se articulan como dudas o como afirmaciones rotundas, manifiesto que la pintura actual se cuestiona a ella misma. Aun partiendo de posiciones diferentes, sea un enfoque conceptual, un estudio de ella misma o un acto comprometido, el acto de pintar se convierte en un espacio de resistencia entre las cosas y su imagen.

Este espacio de resistencia se ubica en un mundo donde la realidad se construye en burbujas que pueden y suelen a menudo estallar y llevar a grandes fracasos económicos. Sin cesar aparecen otras burbujas de un capitalismo reinventado a través de nueva software y algoritmos sofisticados que provocan en una sociedades en permanente crisis económica un resurgir del comercio. Entonces, la pintura también se reinventa y puede insistir en la necesidad de su continuidad en unas sociedades liquidas, donde la imagen se diluye inmediatamente después de ser consumida. Quizás la pintura demore el advenimiento de la significación poética y describa en ese momento líquido un intento de flotar.